Este domingo he tenido la ocasión de asistir al congreso constituyente del FAD (Frente Amplio por la Democracia). Fui invitado como miembro del sindicato Comisiones Obreras de Catalunya y de su fundación Pau i Solidaritat. A él me dicen que fueron invitados todos los partidos de la izquierda – las organizaciones, me aclaran-. Y, en efecto, pude ver a representantes de otras organizaciones, como mis amigos del MPU y Olmedo Beluche.
Como he sido acogido por el sindicato hermano SUNTRACS, de la construcción, con quien tenemos un proyecto común como sindicato, he podido vivir casi desde dentro los preparativos de este congreso. Y debo decir que ha sido un esfuerzo ingente. Las leyes en Panamá están hechas para los burgueses y sus partidos. La inscripción de un nuevo partido que sea contrario a esos intereses está muy, pero que muy, difícil.
Explicar todos los obstáculos sería demasiado largo, así que me remito a un solo detalle que dará la idea. Los avaladores del nuevo partido, la gente que firma por el él, no puede hacerlo en cualquier sitio, en su casa, en la calle, en cualquier oficina. No: debe ir a la Oficina Electoral. Además sólo puede hacerlo durante unas fechas y días determinados. Como me decía Silvestre Díez, uno de los dirigentes, “apoyar la inscripción es como si te casaras”. El caso es que en muy poco tiempo, apenas unos meses, el FAD ha tenido que inscribir el 4% censo de votantes reales de las últimas elecciones. En su caso eran 63.400 personas. Los militantes del FAD, en su mayoría gente obrera, logró más de 80.000 inscripciones. Fue un fenómeno que no se había logrado en Panamá por ninguna organización de la izquierda. Como dice su lema, con el FAD “nació la esperanza” de un gran sector de la clase obrera, trabajadora y del pueblo.
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Lo aprobado en este congreso ha sido muy simple. La declaración de principios, los estatutos, la dirección. Es decir, lo imprescindible para que el partido pueda ser declarado legal al cabo de un mes -cosa también inaudita en otras latitudes- Tampoco estoy acostumbrado a ver inspectores del Tribunal electoral en medio de un acto de constitución de un partido. Es como si el Estado –que en absoluto es neutral ni trata igual a los partidos burgueses- ejerciera una tutela sobre los ciudadanos que quieren constituirse en organización política.
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Las elecciones de 2014 son el horizonte inmediato. Apenas seis meses separan la constitución del FAD del formidable esfuerzo electoral que tendrán que hacer para competir con los partidos burgueses PP y PRD (una suerte de socialdemocracia torrijista), quienes contarán con medios económicos y apoyo mediático y hasta diplomático de Estados Unidos. Pero eso será la segunda parte. De momento ha nacido una esperanza porque el FAD es un instrumento de la clase trabajadora, surgido desde abajo. Si hasta ahora el FRENADESO, un frente social para la lucha permanente por la Seguridad Social y los derechos obreros y ciudadanos, se abstenía en las elecciones, la constitución del FAD es un gran paso adelante, un cambio importante. Entra en la escena política un referente que puede aglutinar el voto trabajador y de la gente de a pie.
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