Panamá: La vida cotidiana en la capital
La vida cotidiana en la capital
La llegada a Panamá desde el aeropuerto me
produce el primer choque: el contraste entre el frio del interior del
edificio y el golpe de calor húmedo del exterior. Sí, dentro de los
cristales hay una temperatura que puede llegar a menos de 20 grados,
incluso 16. Sales fuera y pasas de golpe a 35. Pero lo peor es la
humedad, altísima. Aun así consigo dormir y mi adaptación es casi
completa.
La segunda cosa que me choca es el caótico tráfico de vehículos.
Del aeropuerto a la capital se suceden las colas, los
embotellamientos, los pitidos, los cortes de carretera y desvíos por
obras, los tramos de baches. Pero lo que más me impacta son las
largas colas de gente esperando el bus, el Metrobus. Me cuenta la
compañera que me lleva en el coche que la gente espera media hora,
hasta una hora, para poder subir al bus. Y luego, con la cola de
vehículos que hay, tarda otra hora para llegar al trabajo. Total, la
gente madruga de buena mañana para poder llegar a tiempo al trabajo.
Por ejemplo se levanta a las 5,30 para poder tomar el bus hacia las 6
y así poder llegar al trabajo a las 8. Increíble, pero es verdad.
Un desgaste brutal, cotidiano. Un montón de horas perdidas.
Todo esto tiene que ver con un cambio en el sistema de transporte
y su "modernización". Se está construyendo el Metro de
Panamá capital, que está previsto de un servicio moderno, de
nuestros días. Pero en lo inmediato todo esto comporta grandes
sufrimientos para la población trabajadora. Esto se agrava por la
sustitución de los viejos autobuses, anticuados, faltos der
seguridad y con un sistema de gestión de tráfico caótico y
privado. Ahora que están desapareciendo los “diablos rojos”, hay
nuevos y flamantes autobuses. Nueva compañía…privada, con capital
colombiano y…poquísimos autobuses. Total, largas colas -o filas- y
esperar y esperar. ¿Qué era mejor?
Todo parece pues que el gobierno hubiera apostado por tener la
línea de Metro lista para las próximas elecciones de mayo 2014 y
que la gente le reconozca la inversión y gran comodidad que ello
representará. Pero…¿olvidará la gente los dos años de penurias,
de madrugones, de pérdida de miles, millones de horas? ¿Se puede
hacer “política para el pueblo” sin pensar siquiera en cómo
vive el pueblo el día a día, el cómo se sufren esas políticas?
A pesar de todas esas dificultades la gente es amable. Tranquila.
La impresión es que Panamá es un país amable y tranquilo. Quizás
por ello hay una afluencia y fusión de razas y culturas, comenzando
por las 7 etnias panameñas. Entre ellos muchos españoles y
catalanes. Un lugar ideal para empezar a conocer las culturas, la
selva y las condiciones de Latinoamérica. Y las contradicciones.
Agosto 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario